jueves, 30 de diciembre de 2010

Después del amor...(I parte)

Cuando nuestras miradas se entrecruzaron oficialmente en aquel vagón de tranvía, nada me hizo presagiar lo que vendría después. Hacía meses que me había fijado en esa chica que se sentaba cada día frente a mí en la oficina y que primero me parecía simpática, luego encantandora y que, poco a poco y de manera inconsciente, me fue conquistando con sus incalculables encantos.

Tras el cruce consensuado de miradas, vendrían los besos, las caricias y un sinfín de risas y, por supuesto, las lágrimas...Esas diminutas, transparentes e inoportunas gotas que se precipitan por mis ojos cada vez que recuerdo su rostro...

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